La fisonomía de Hotel Casa de Caldelas no se encuentra en las ciudades modernas, sin embargo integra a la perfección la modernidad con su historia secular en el sentido de disponer de un innovador diseño interior fundido con la estructura de sus albores. Este edificio sugiere algo nuevo y atrevido al romper con estereotipos tradicionales sin caer en el error de dañar la consonancia con su entorno en la villa de Castro Caldelas. Emplazado al pie del imponente castillo, se sitúa en pleno casco histórico, rodeado de una espectacular naturaleza, vida rural, viñedos, aldeas seculares, frondosos bosques e imponentes paisajes de ríos y montañas.
La evolución y el avance de esta casa blasonada, convertida en el 2012 en un prestigioso hotel en plena Ribeira Sacra, tiene sus orígenes transgresores en la herencia de su pasado. En la primera planta albergó un café que fue testigo de reuniones y encuentros en los que participaron personajes ilustres de toda Galicia: fue un bar de renombre, en el que se realizaban espectáculos, celebraciones de toda índole, teatro, proyecciones cinematográficas, juegos, bailes, recitales, etc., al que acudían aquéllos que se sentían atraídos por el ocio flamante de antaño ya que el local reunía las condiciones de elegancia y discreción que las gentes buscaban junto a la singular belleza única que posee la villa y sus alrededores. El nombre del Hotel se debe a que dicho café se conocía como Café Caldelas.
Este edificio conserva su antigua entrada de pórticos de estilo románico construidos con el granito de las montañas gallegas. Los soportales marcan la seña de identidad de esta construcción, definida también históricamente por sus dos escudos de pizarra engastados desde hace siglos en sus paredes exteriores.
El Hotel irradia diversas posibilidades de itinerarios para visitar múltiples ofertas lúdicas, culturales, de ocio, descanso o deportivas. Disfrutar de numerosas rutas de senderismo (Pasarela do Mao, “Ruta dos Muíños”, Ruta de Celeirón, etc.), contemplar los cañones del río Sil desde sus espectaculares miradores, navegar en catamarán , esquiar en la estación de montaña de Manzaneda, pescar en cristalinos ríos de altura, conocer la herencia monumental del pasado, visitar bellos monasterios y castillos, disfrutar de sugestivos puntos de interés gastronómico, recordar las ferias y fiestas tradicionales, descubrir imponentes viñedos y hermosas bodegas en las que degustar los característicos vinos de la Ribeira Sacra, revivir acontecimientos históricos en un fascinante escenario natural y dejarse llevar por la magia del turismo termal. Un amplio espectro de posibilidades que sin duda le cautivarán.